jueves, noviembre 25, 2004

Del carro a la esquina

Son ya varios días y semanas de no escribir ni una palabra en esta página. Pepe dice que lo que siga deverá ser bueno. Yo también debería creerlo para compensarme por mi falta de constancia, pero no lo sé. La verdad es que no he dejado de escribir por falta de ganas, inspiración o ánimo. Ha sido solamente disciplina, por no saber aprovechar el poco tiempo que tengo para concluir todos los drafts que he comenzado. Pero aquí va. Como breve explicación deberé decir que estas semanas han pasado muy rápido a pesar de todo...

La vida quiere que me deshaga de mis apegos personales. O por lo menos quiere que aprenda a hacerlo. Primero fue el celular. Para ser francos, como 5 celulares en algunos años hasta que decidí que no quería más hace unos meses. Ahora es el auto. He tenido que regresar a ser peatona y usar el transporte público. Las primeras experiencias de separación fueron realmente molestas, sobre todo si tomamos en cuenta las grandes distancias que tengo que recorrer diariamente para hacer lo que tengo que hacer. Llegué hasta el punto de no querer salir si no llevaba auto. Y no han sido pocos días de esos. Tomar el metro a las 8 de la mañana era lo peor que me podía pasar en el día. Gracias al cielo que no tengo que estar en Pino Suárez... Los taxis fueron mi segunda opción, pero nadie en su sano juicio toma diario tantos taxis para ir de sur a norte, este, o de norte a sur de la cd. de México, así que quedaron restringidos a pequeñas y cercanas distancias. Además, salir por la noche y terminar actividades fuera de casa sabiendo que dependo de quien me lleve o me recoja no es lo más cómodo del mundo cuando uno se acostumbra a hacer lo que se le hincha su gana dentro de lo que se pueda. Pero así fue. Además, no me gustan los camiones, prefiero hacerle parada al metro o caminar en vez de tener que ser víctima de los violentos volantazos de los camioneros. Ellos me caen bien, cada quien su estilo de manejar... pero la verdad es que soy muy torpe y siempre termino cayéndome hacia algún lado. Por eso preferí caminar muchas calles. El problema era el sol pegándome en la cara y el tiempo que tardaba. A todo le encontré peros. Caminar, Metro, Taxi, Camión... pero tenía que moverme. No me gusta la idea de tener que depender tampoco de un auto. Así que me quedé pensando y acordándome. Hace unos años no tenía auto. No lo necesitaba ni me impedía hacer nada, al contrario, tenía más libertad de movimiento. Me gustaba no tener exactamente un plan definido, rebelarme y descubrir que era lo que tenía ganas de hacer ese día. No tenía exactamente una hora de llegada -o así quería pensarlo-. No tenía que buscar lugar de estacionamiento. Sólo un lugar donde yo quisiera estar. Maldita sea, todo era muy fácil de decidir cuando decidí encontrar la vida que yo quería. No sé, ni siquiera era el camino que tomaba lo que me hacía feliz, sino simplemente saber que podía hacer una u otra cosa y que iba a estar bien pasara lo que pasara. Aprendí a que la vida me fluyera. Aprendí a no preocuparme tanto por mi destino. A ser responsable de mis decisiones. A saber que algún día todos los caminos que había tomado antes me ayudarían a saber donde querría estar después.

Hace poco, antes de que yo recordara eso, alguien decidió detectarme una especie de aburrimiento por la cotidianeidad con que realizaba mis actividades y me recomendó hacer cosas fuera de lo cotidiano o algo loco, pero lo olvidé. Quien iba a decir que la falta de auto vendría a resolverme la situación, así, de pronto.Un día, después de caminar unas cuantas calles, me cansé. Sí, me cansé, la gente se cansa de caminar. De pronto me quede pasmada, no sabría decir si había pensamientos en mi cabeza, seguramente habría alguno, pero como no recuerdo cual era, puedo decir que mi cabeza estaba en beige, casi en blanco. Estaba yo parada en una esquina viendo como pasaba el mundo. Pasaban carros, bicis, gente, camiones... y yo sólo veía. Seguramente tenía dibujada una sonrisa de tonta viendo como pasaba todo. Puedo recordar y abstraerme de la escena: Alexandra con blusa roja, unos jeans, una mochila, una paleta, parada en una esquina a las 12 del día sonriendo sin moverse como unos diez o quince minutos decidiendo que sería de su vida en los próximos 5 minutos, solo disfrutando la escena. Alguien hasta pudo haberme dado una moneda y no me di cuenta. No puedo decir cómo o porqué, tal vez era la hora, tal vez un chispazo, un rayo de luz, o mis propios pensamientos. Ahí seguí parada. Era como si yo no formara parte definitiva del paisaje pero lo era. Me sentí feliz de pronto. Libre. Después por inercia volví a caminar, sólo hasta que estuve convencida de hacerlo. Despacio, para tomarme el tiempo en disfrutar cada paso.

Ahora estoy dubitativa entre escribir una conclusión o no hacerlo. Sí, seguí caminando. Y sigo haciéndolo cuando tengo que hacerlo ahora que el carro ha regresado, aunque es probable que vuelva a no tenerlo. Cuando pierdo algo que estaba acostumbrada a tener, me toma algunos días recuperar un orden en mi vida, una nueva rutina, la necesito después de todo. Depende de que tipo de pérdida sea, claro. A veces regresan, a veces no. A veces puedo pararme en una esquina a disfrutar de ver lo agitado del mundo y permanecer en calma, a veces no. Así es la vida después de todo ¿no?



jueves, noviembre 18, 2004

mientras tanto...

Gracias a todos. Los quiero. Pronto escribiré otro post.

sábado, noviembre 13, 2004

13 de noviembre

Hoy es mi cumpleaños. Hoy cumplo 23.
Durante la semana estuve tratando de hacer una reflexión cumplañera pero el poco tiempo que tuve libre me impedía hacer mis mejores esfuerzos en pensar. Pero como todo en la vida, las reflexiones más valiosas llegan en momentos inesperados, no queriendo hacerlo. Anoche llegó una, justo unos 20 minutos antes de que dieran las 12 de la noche y el día dejara de ser 12. Alguien me dijo esta semana que los cumpleaños pueden significar una pausa en el camino... Despues de un día completo de seguir mis impulsos cual vil chica de 15 años, terminé pór aceptar el hecho de que uno cambia, no es que no lo supiera, es que uno no siempre se lo cuestiona. Pues uno cambia siempre, pero hay épocas en que se hace más deprisa, sobre todo cuando se tienen unos 14, 16, o 18 años. Cuando uno sigue creciendo, los cambios no le gustarán siempre a la gente que nos ha visto crecer. Poco se puede hacer al respecto si queremos seguir siendo fieles con nosotros mismos, pero tarde o temprano tendrá que hacerse una fe de erratas. Me puse un poco nostálgica pero de esas veces que en verdad se te dibuja una sonrisa que se funde con un gran abrazo y con muchas imágenes en la mente.
Esa fue parte de las cosas no planeadas que vinieron a hacerme sentir bien por recordar cosas tan lindas en tan buena compañía y al inicio de la madrugada. Luego vi películas, me dormí y fui despertada por 2 monstruos encima de mi que luego fueron 3. A mis hermanos se les ocurrió saltar en la cama y mis primeras palabras por la mañana fueron "Ay ca..." sí, lindas y finas palabras. Pedro Infante como fondo del musical con las mañanitas como tema, muchos muchos regalos en la cama envueltos de maneras originales, creo que la más original fue el calcetín de mi hermano, y luego el abrazo de mi madre. Fue bastante divertido. Ahora pasaré al hospital a ver a mi abuela. Luego quizá vaya al auditorio a la entrega de las musas y terminaré el día en mama rumba. Son las 11 de la mañana y todavía falta mucho del día.

miércoles, noviembre 10, 2004

Perra

Maldita perra arrastrada malnacida, cucaracha vil con pelos de alambre oxidado encubierto de moho, ojos de sapo sotaco sin ritmo, tienes sonrisa de tarada y una cochinilla muerta en la cabeza, te voy a apachurrar como una mosca atarantada y quedarás desparramada en el pavimento hasta que lleguen ratones a lamerte y perro se orine encima de ti.

Ya, disculpen si esto atenta contra su moral o buenas costumbres, mi psiquitara, mi ex-sicólogo y mis tres terapistas me recomendaron hacerlo y sacar mis malos sentimientos en vez de madrearme a alguien. Tal vez sirva para una canción de Paquita la del barrio.

miércoles, noviembre 03, 2004

Las estaciones de la vida

Otro día de cine con Polo. Bien que se divierte yendo conmigo. Sobre todo cuando me canta "un candadito nos vamos a poner..." Ahora sí, la película depende del horario, és más democrático, ni él ni yo, la que caiga y se nos acomode más. Ahora nos tocó ver "Las estaciones de la vida", es una película de los parientes orientales de Chío, de seguro sale algún tío o primo chino de la korean girl. El de la taquilla nos dijo que la película sólo le gustaba a los viejitos, que bueno que no le hicimos caso. La neta la neta, a mí si me gustó. Se trata de la vida de dos monjes, quiero suponer que budistas. Algunas cosas predecibles, claro, después de la primavera sigue el otoño... Otras bastante interesantes, sobre todo en cuanto a las costumbres de vida. En una de esas uno de los monjes se pone a tallar letras sobre el piso de madera, 2 días seguidos sin descanso, y el otro monje medio le explica a otros que es una "terapia" que suena como Patmanasutra o algo parecido. Debe ser herencia hindú, claro con todas las ideas sobre el karma, el sufrimiento, la vida, la reencarnación, etc etc, el tipito está liberando su sufrimiento y su ira con esa tarea. Me recordó un poco los abdominales de Analu, de esas actitudes compulsivas que le sirven a uno para la concentración, la disciplina y alejamiento de malos pensamientos. Pobre de Polo, tiene una suerte para ir conmigo a ver esas películas, por supuesto que simbólica también y hablan poco. Sobre todo porque hoy me dijo algo que me recordó a la brillante, majestuosa y sabia Britney Spears cuando hizo un comentario que me dejó perpleja: "las películas de ahora son muy raras, uno tiene que pensar cuando las ve..." Así, sin más comentarios. Polo quería ver "El exorcista", guacala de pollo. De lo mejor que escuché de la sabiduría oriental (¿por qué no heredaste eso thai?) y que seguro ha de haber tentado a uno que otro como a mi, fueron dos cosas en verdad sabias que uno sabe inconcientemente y pocas veces lo recuerda.
1) A veces hay que dejar ir lo que se ama.
2) Si amas algo, otros pueden amarlo también.
Aquí termino, no me gusta hablar demasiado de las películas antes de que la gente las vea, pero está en cines comerciales y seguro la han de haber visto en cartelera, yo no tenía ni idea y no he leído ni una sola crítica por lo tanto, así que mi único elocuente comentario final es: me gustó.

Le mercredi

Una mañana como cualquiera, sólo que el día está menos oscuro que en las semanas anteriores cuando me levantaba tan temprano. En teoría debería haber descansado más, eso hubiera pasado si hubiera dormido antes cuando me empezó a dar sueño. Pero no, como siempre me despierto con los ojos medio abiertos y medio cerrados, con el pie derecho como única superstición y mentando madres al despertador que tiene música a grandes decibeles poco agradable a mis oídos. Después de la rutina diaria del baño, escoger ropa y peinarme un poco, mi hermano llega y me dice que me apure, diablos, este nuevo corte de cabello no me ayuda, creo que le tendré que hacer otra cosa. Me tomo el jugo en 2 segundos y mi hermano toca el claxon frenéticamente entre murmullos donde alcanzo a distinguir, ...rate, m.. ..oy a ir. Que poco considerado, ¿qué no piensa que tengo que peinarme y desayunar para empezar bien el día? Ni modo, a desayunar en el carro y estresarme desde temprano, ay no! se me olvidó ponerme aretes. Vamos por su novia, ay que bueno, así no tengo que platicar todo el camino a la escuela mientras el maneja y yo me duermo. Realmente me da sueño en las mañanas, eso no es del todo prudente porque después de dejarlo a él en la escuela tengo que manejar Yo a la mía, así que manejo medio adormilada, un día me recuperaré. Que poco cordiales son las relaciones mañaneras. Llegando al estacionamiento encuentro un lugar excelente en el primer piso, Wow, eso es como para repetirse: a las 7:30 de la mañana encontré un lugar excelente para estacionarme en el primer piso. Lástima que la tipa que estaba atrás de mi venía tan de malas por no encontrar un lugar tan bueno, mientras me estacionaba se pegó a mi carro y yo de reversa... crush, casi le pego por bruta, bruta ella que venía tan rápido cuando me estoy estacionando, y entonces escucho otro grito de "fíjate".Chale, ¿nadie puede dar los buenos días hoy? Bueno, pues me bajo del carro aún con mi sueño, llego al famoso cubículo de los sueños (pero de otro tipo) y me encuentro a dos simpáticos y agradables personajes. La primera, que está adentro, me dice que no tiene llave y se saltó por la ventana. 1, 2...3 a punto de saltarme también cuando llega el segundo y me quejo con él de que no tenemos llave, ahhh noooo, saca su llave maestra y abre la puerta. Gracias, me evitó darme un madrazo si me caía de la ventana. Maldita sea, cambiaron la contraseña de una computadora, pues jódanse, al fin que ni quería usarla. Bueno, haré mi tarea de francés que no hice en todo el fin de semana. Ejercicio 304, 305, 320... chale, es mucho, apúrate Ale que la clase es a las 11. Ahh noo, 20 para las 11 tengo que irme. De nada me sirvió agarrar tan buen lugar, tengo que sacar el carro para irme a la otra escuela. Entonces el radio, Carmen Aristegui me informa que Ohio está decidiendo la elección y que son 15 para las 10... ¿quéee? ¿Qué no eran las 11? Claro, debí suponer que en el cubículo de los sueños nadie cambió la hora durante el puente. Ni modo, voy a perderme 1 hora por el mundo a ver que encuentro antes de mi clase. Hmm, hmm, que diablos hago. Ya sé,voy a estacionarme y a caminar por ahí. Ok, ¿qué dice ahí? ¿Estacionamiento sólo para clientes? Vamos a ver que venden, chale es una farmacia mini súper, no me interesa nada. Vamos a otro estacionamiento. Ya sé, en la panadería del globito. Hmm, sólo para clientes también, ya me dio pena, ahora voy a tener que comprar algo. Salgo de ahí con mi bolsita de pan integral y cual doctor chapatín empiezo a caminar por las tienditas con mi bolsita en la mano. Ahh, aquí venden aretes, me da estas arracadas por favor? Gracias. Camino, camino, camino. Ya, me voy a clase. Primera pregunta de la maestra: ¿ qué hicieron el largo fin de semana? (en francés) Ay no, ahora es mi turno de contestar ¿qué le voy a decir? Le vendredi je suis allé a... le samedi... le dimanche bla bla . Ok, se espera para corregirme, mal dicho con "le". Salgo de clase, otra vez el radio, dmt, nooo, por favor nooo! Ahora resulta que tendremos a Bush 4 años más. Me lleva.