martes, septiembre 28, 2004

Op. cit.

Esto técnicamente debería de ir debajo del nuevo poema de Sabines que he posteado, pero era tanta mi emoción al ponerlo que no me importa donde diablos quede, si de todos modos va a decir lo mismo.
Pinche Sabines, ya no me importa pinchearlo públicamente con temor a lo que me vayan a decir. La semana pasada lo culpábamos porque dice tantas cosas siempre como deben ser dichas, o tal vez yo las siento como debo de sentirlas. Pepe dijo que su madre tenía la culpa, pero yo digo que no tiene madre, así que no hay a quien echársela (la culpa). So... ustedes disculparán mi falta de delicadeza al decir esto, pero puedo contrarrestarlo confesando que metafóricamente el poema me partió la madre hace unas horas, cada que lo leo es lo mismo. Mi ojo izquierdo sufre las consecuencias siempre, siempre es el primero por el que salen gotitas. Y no me da pena reconocer que lloro. Soy una chillona de lo peor, lloro hasta con comerciales. Claro que esta vez fue diferente, no pudo haber mejor poema que leer hace rato que tenía el alma molida y algunos sabrán el porqué. Pero este poema no saben cómo me hace temblar, sonreír, llorar y estremecerme cada vez...