Entre mis muebles y yo
Todo el largo puente fue tranquilo...Estuve recogiendo mi cuarto por las mañanas y saliendo por las noches. Decidí que mi cuarto tenía muchas cosas que no necesitaba y podía vivir sin ellas. Por ejemplo, los miles de papeles que tengo acumulados desde que entre a la universidad, algunos juguetitos o muñecos que solo se empolvan, revistas que nunca leo, libros desordenados... Cosas que siempre están en un lugar y se donde puedo encontrarlas pero que realmente no les doy un valor práctico para mi vida, y decidí hacerme práctica y minimalista de un día para otro. Evidentemente no pude... la palabra minimalista se tergiverso en animalista en boca de mi madre, y la verdad es que para tener lo mínimo posible en mi cuarto tendría que cambiarme o tirar sin piedad casi todo lo que se cruzara por mis muebles. Para lo que si sirvieron mis intentos de orden, fue para rescatar papeles y recuerdos. Siempre entiendo porque guardo tantas cosas en algunos momentos de mi vida cuando vuelvo a tenerlas tan cerca. Trataré de explicarlo sin sonar tan melancólica. Me topé con apuntes, cuadernos, hojas, folders, cartas, que en realidad no me sirven de nada... así que cada que quiero tirar algo hago un examen de conciencia y vuelvo a leer TODO, para saber si hay algún motivo en especial para querer conservarlo. Y entonces tengo esa cosa frente a mi, la veo por horas y recuerdo lo que significó en su momento, revivo el momento en que llegó a mis manos, entonces decido si vale la pena seguir guardandolo o es que ya me dio suficiente. Esto significa que si guardarlo significa hacerlo para mostrarlo después a alguien y decir "mira, cuando tenia tal o cual edad..." o pensar si lo guardo para mi misma esperando la hora en que tenga que volver a verlo pensando que sea necesario deshacerme de él, y decida que lo guardé para que llegara ese momento, y que queriendo tirarlo me recordara tanto que ya no es necesario tenerlo porque nunca más lo necesitaré, ya es mío... Es un sentimiento extraño, difícil de explicar porque no se si logré hacerlo como realmente me sentí en esos momentos, en mi cabeza pasaban imágenes de lugares, de gente, hasta de mí misma hace algunos años, y se cruzaba también un sentimiento de estar acumulando recuerdos hasta sentir que debían entrar nuevos... y se van desplazando, pero de tanto verse quedan tan afirmados que en algún momento ya no es necesario tenerlos... pero vendrán nuevos. Y esos nuevos también se tendrán que tirar algún día, cómo este fin de semana fueron tiradas muchas cosas. Y cuando en unos años vea lo que tengo de ahorita no sé lo que voy a pensar o sentir, y no se si en algún momento llegará a ser suficiente. Todo lo que causa conservar cosas que guardan el paso del tiempo! En fin, seguramente muchas cosas seguirán ahí en mis muebles, por lo menos durante algunos años, o cuando me vuelvan a llegar mis intentos minimalistas frustrados de este fin de semana.
3 Comments:
La verdad todos tenemos ese tipo de memorias guardadas en forma de cualquier material. y creo que ese es la funcion principal de tener aquellos "triques". es como si tuvieras un album completo, pero no de fotos, sino de películas. al ir revisando todas y cada una de las cosas solo comienza a rodar el pequeño celuloide que tenemos en la cabeza y nos muestra nuestro pasado. necesidad de pertenecer. por mi parte, tengo que confesar que yo regalé uno de esos objetos. no se que si esta accion pueda clasificarse como error... regalé una muñequera muy preciada a alguien que al final no lo merecía tanto... aquella tirana disfrazada. y ahora no lo puedo recuperar, no se como pedirlo, y no creo que sea legal hacerlo. asi que cuidado con las depuraciones, porque luego duelen...
Che Manzana, no vayas a tirar tus miles de hojas y revistas a la basura. Llévalas al ITAM y deposítalas en los botes que dicen "Papel" para reciclarlas.
Me da gusto que trabajes duro en tu first blog job, quién quita te vuelves experta y abres una academia de mujerzuelas blog joberas ;)
X.
Me gusta tu blog. A mí me pasa lo mismo con las cosas. Salvo qu ahora que somos muchos en la familia, sí o sí hay que hacer sitio de vez en cuando......pero cuánto cuesta!!
Cuando era chica, no podía tirar ni un cepillo de dientes. Me encariñaba, y entoncers gusrdaba cepillos de dientes en un cajón, hasta que llegaba el momento en que me molestaban, y me decía, qué ridícula! para qué quiero todas estas cosas aquí, entonces, me deshacía de ellos y sentía que era toda una persona mayor.
Un saludo, desde Argentina.
Daniela
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