viernes, octubre 29, 2004

El 7

Empieza el viernes. Siento una especie de alegría, cansancio, angustia y surrealismo. No me acostumbro aún a mi nuevo ritmo de vida. Tuve años en los que no paraba de hacer cosas todo el día, llamadas aquí, llamadas allá, salidas aquí, salidas allá, trabajo aquí, trabajo acá... después de un tiempo terminé tan exhausta que decidí que no más, que me daría tiempo para alimentar mi espíritu y dedicarme más a disfrutar de cada momento estando tranquila y haciendo las cosas con mucha calma. El resultado: neurosis por falta de actividades o huevonería mañanera. Después de aproximadamente menos de año y medio, he decidido a recuperar mi ritmo agitado de vida, no precisamente porque quiera que sea agitado, sino porque ya descansé suficiente. Es contradictorio. Siempre estoy diciendo que estoy en continuo cambio y a veces me veo al espejo y me recuerdo a la Alexandra de hace 1, 3, 5 o x años. Obviamente no cambio ser YO, pero las sensaciones se repiten continuamente, las mismas, como si el aprendizaje y la experiencia estuvieran ahí pero yo siento igual. Ahora empiezo nuevos proyectos y nuevo ritmo de vida, que puede parecerse al que antes he llevado, pero son muy distintos.

Hace un tiempo, tuve una serie de experiencias que me llevaron a tomarme momentos de paz y tranquilidad, estaba a unos meses de cumplir 22 años. Mucha gente llega a momentos de severas reflexiones cuando su cumpleaños se acerca. Pero no era el caso, no estaba tan cerca mi cumpleaños aunque faltaba poco. Sabía que había algo que no me dejaba en paz y dentro de muchas formas de introspección llegué a la terapia reiki. La terapista me dijo entre muchas otras cosas que tenía una carga existencial muy pesada para mi corta edad, que mi vida había sufrido muchos cambios en los últimos años pero que todo volvería a cambiar cuando cumpliera 22...

Obviamente yo no sabía de que manera, pero recordé que no era la primera vez que yo escuchaba eso. Antes había leído y me habían dicho que la vida se va en ciclos de 7 generalmente, los 7 años, los 14, los 21... terminan esas edades y terminan etapas. Evidentemente cuando cumplí 22 no esperaba amanecer convertida en mariposa, pero no me di cuenta de que manera cambió mi forma de ver la vida hasta que noté que había muchos cambios en mis acciones, algo diferente a lo que había querido hacer los últimos años.

En fin, hoy empieza el puente y seguramente me ayudará a arreglar mi reloj.